Los habitantes
del Caribe colombiano son el resultado de la mezcla racial y cultural de los pueblos aborígenes que desde tiempos milenarios habitan la región, con
los individuos blancos de nacionalidad española que llegaron al Caribe colombiano en 1499, quienes
a su vez introdujeron en América a individuos de raza negra de diversas tribus africanas en calidad de esclavos.
Sumado a lo
anterior, en el último tercio del siglo XIX inmigrantes de Palestina, Líbano, Siria y Jordania (mayoritariamente cristianos, pero también
musulmanes), y en menor medida estadounidenses, holandeses del Caribe, italianos, franceses, alemanes, cubanos, venezolanos y judíos ingresaron al país por los puertos de Puerto Colombia, Santa Marta, Cartagena de Indias y Riohacha. Desde esa época también ha sido
importante la inmigración de gentes del interior andino de Colombia, especialmente de los departamentos de Santander y Antioquia, situación que se mantuvo
durante todo el siglo XX y se acentuó en la primera década del XXI.
Todos estos
aportes han dado origen a una idiosincrasia propia, similar a la de los vecinos
de la cuenca del Caribe hispano (Cuba, República
Dominicana, Panamá, Puerto Rico y zonas costeras de Venezuela), y diametralmente diferente
de la de sus compatriotas del resto del país (andinos, llaneros e inclusive de la de sus similares pacíficos).
Cabe destacar
el carácter cosmopolita y multicultural de Barranquilla, ciudad que cuenta con la
presencia de grupos de inmigrantes de Oriente Medio (sirios, libaneses,
palestinos y jordanos), judíos, alemanes, italianos, franceses,
norteamericanos, ingleses y asiáticos del Lejano Oriente.
La mayoría de
la población se ubica en las principales ciudades: Barranquilla, Cartagena, Soledad, Santa Marta, Montería, Valledupar y Sincelejo.
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